Paco Galiñanes Estudio: arquitectura para vivirla

Hablamos con el arquitecto gallego Paco Galiñanes de su proceso creativo, su inspiración y los éxitos de su estudio: Paco Galiñanes Estudio.

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Casa Espedregada, en Poio, Pontevedra. Imagen cortesía de Paco Galiñanes Estudio.

Tradición, tierra e innovación son tres conceptos patentes en el trabajo de todo arquitecto. Y es que, en un buen proyecto de arquitectura, se entrelazan una infinitud de variables: desde la naturaleza, al clima local o la historia de sus gentes. Variables que, poco a poco, el arquitecto va desentrañando en una trama perfecta. ¿Cómo encaja un proyecto en el entorno?, ¿cómo se puede respetar la naturaleza local?, ¿cuál es el estilo de vida de quienes utilizarán el espacio y… cómo mejorarlo? Son preguntas esenciales a la hora de abordar cualquier construcción. 

Por supuesto, el trabajo del arquitecto Paco Galiñanes no es una excepción. Al frente de su equipo, el arquitecto gallego trabaja para crear viviendas verdaderamente especiales, donde cada detalle del entorno y la tradición locales tiene un papel primordial. La naturaleza, la historia y la forma de vida de sus clientes, unidas a un profundo deseo de innovación (aunque siempre con miras hacia la atemporalidad) son las bases de su trabajo: una arquitectura para vivir. 

En las siguientes líneas, Paco Galiñanes nos cuenta cuáles fueron los inicios de su carrera, cómo es su proceso de trabajo, su inspiración, y los desafíos y privilegios de trabajar en un entorno tan hermoso (y lleno de historia) como el suyo. 

Paco Galiñanes Estudio

El estudio homónimo del arquitecto Paco Galiñanes está afincado en la localidad gallega de Cambados, un pequeño pueblo costero de hermosos paisajes y tradición marinera. Hoy, en Paco Galiñanes Estudio abordan excepcionales proyectos, ideando viviendas verdaderamente espectaculares por la costa e interior de Galicia (territorio del noroeste español); sin embargo, los orígenes son otros. 

Estudiante de la Escuela de Arquitectura de A Coruña, Galiñanes comenzó su primer proyecto incluso antes de graduarse. “El mismo mes que acabé el proyecto de fin de carrera, dimos el final de obra para una vivienda que ya habíamos acabado”, nos cuenta el arquitecto. Era 2006, y aquella era la casa de su hermana. Durante varios años, Paco Galiñanes trabajó en pequeños proyectos, viviendas para familiares y conocidos. Su propuesta, diferente en un entorno conservador, le fue haciendo un nombre. 

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Casa Entreviñedos, en Cambados, Pontevedra. Imágenes cortesía de Paco Galiñanes Estudio.

Pero el punto de inflexión vino con la construcción de su propia casa, un espectacular proyecto que mostraba todo su potencial. “Yo tengo que tener la oportunidad de hacer algo que me permita enseñarle a la gente lo que soy capaz de crear, y tener la libertad de hacerlo” dice Galiñanes. Y, por supuesto, “se produjo un poco de explosión, de decir vale, este tío sabe lo que hace, a nosotros nos gusta, y entonces le vamos a dejar”. Tanto es así que un hombre se coló en la casa sin terminar para descubrir quién era el autor. Paco Galiñanes cuenta la anécdota con orgullo: “nos conoció porque pasó por delante de la obra que estaba en construcción, saltó el muro a dentro para buscar el cartel (porque ya no teníamos el cartel puesto fuera) y saltó dentro, buscó el nombre y luego me llamó”. Luego, por supuesto, Galiñanes construyó una casa para él.

Los proyectos

Hoy, el trabajo de Paco Galiñanes ha sido reconocido con nominaciones a premios y, por supuesto, un flujo de clientes emocionados por crear la vivienda perfecta para ellos y sus familias. Y es que, la perspectiva de este estudio gallego, propone un trabajo integral, que incluye arquitectura e interiorismo, para responder a cada necesidad de sus mecenas. 

Al pasear por cualquiera de sus obras, resalta ante todo la atención al detalle. Los marcos de ventanas y puertas que desaparecen tras paredes de piedra; las instalaciones perfectamente integradas en techos y paredes; la iluminación cuidadosamente pensada; o los estores y persianas enrasados hasta desaparecer. Todo es preciso (a pesar de la complejidad que esto conlleva) demostrando una gran atención al oficio en cada particularidad.

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Casa Espedregada, en Poio, Pontevedra. Imágenes cortesía de Paco Galiñanes Estudio.

Desde nuevas viviendas, a hoteles, o reformas contemporáneas para casas históricas, el trabajo de Paco Galiñanes Estudio es diverso, pero siempre ajustado a los requerimientos de sus clientes (o quienes vayan a disfrutar de sus hermosos espacios). La naturaleza, el paisaje, la tradición… son puntos clave en cualquiera de sus proyectos. Construcciones como su Casa Espedregada, su Hotel en la Costa o la Casa Cerdedo son perfectos ejemplos de todo esto. Ejemplos que también muestran la influencia de algunos de sus referentes, como el icono americano Frank Lloyd Wright  (que en palabras de Galiñanes “lograba que sus viviendas le gustaran a todo el mundo”) o el arquitecto británico Norman Foster. 

Aún así, si le pides que defina su arquitectura, Galiñanes resopla, “esa es una pregunta muy difícil”. "Contemporánea" dice, pero la verdad es que –ante todo– la suya es una arquitectura para vivirla.

En sus propias palabras

¿Qué dirías que inspira vuestro trabajo? El lugar, el lugar en el que se va a implantar la construcción, y cómo se va a resolver. O sea cuando te asientas en una parcela tienes que saber desde dónde llueve, hacia dónde tienes las vistas, dónde quieres lograr la privacidad, cómo es el soleamiento, si hay una vía cercana y tienes que tener mucha protección acústica… Es decir todos esos elementos que harán que la máquina funcione bien, no vale solo con que la máquina sea bonita, ni vale solo con que funcione bien, tiene que ser lo suficientemente bonita, funcionando lo suficientemente bien.

¿Y cuáles son tus referentes? Para mí hay una cosa que me fascina de Wright (Frank Lloyd Wright), es que logra que sus viviendas le gusten a todo el mundo, o sea puede gustarle a un joven apasionado del diseño y puede gustarle a una persona más mayor. Y a mí eso es una cosa que me gusta mucho, porque es algo que intentamos buscar, que es la atemporalidad: huir un poco de lo trending y situarnos en algo más apacible y más atemporal, porque tampoco podemos olvidarnos de que lo nuestro no es una cosa que ponemos ahí, un cartelito que luego se quita, es algo que va a formar parte del espacio y que va a dejar una huella y formar parte de un conjunto más grande. 

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Casa Daponte, en Illa de Arousa, Pontevedra. Imagen cortesía de Paco Galiñanes Estudio.

¿Dirías que hay una línea común que unifica vuestra arquitectura?¿Cuál es esa línea? El interés por la construcción. Al final, los proyectos son una consecuencia de lo que queremos resolver y saber cómo queremos resolverlo, por lo que para nosotros conocer el oficio es muy importante. Digamos que el interés por la construcción y todos sus procesos, para nosotros, es esencial, porque al final es un compromiso con la realidad, con lo que es posible, pero sin olvidar que lo que nos gusta es hacer arquitectura y que los espacios que creamos resuelvan las necesidades de quienes los vayan a utilizar.

¿Cuál es vuestro proceso creativo? Nosotros intentamos hacer un servicio integral, o sea de principio a fin. Así, el proceso creativo parte de un conocimiento del lugar. Además, una vez recibimos a la persona, yo tengo que establecer contacto personal, tengo que ver qué feeling hay, ver un poco cómo respiran, qué es lo que quieren, qué es lo que esperan de nosotros y sobre todo asegurarme de que podemos ofrecer lo que ellos están buscando.

La cuestión es resolver una ecuación con tres variables: una la conocemos, que es el coste (o presupuesto), y las otras son el lugar y el cliente, o cómo éste va a utilizar el espacio. O sea, si necesita un salón para ver la tele, pues tengo que saberlo, o si es para leer, debo saber cómo va a usar la cocina, o si va a tener muchos invitados. Todo eso es fundamental. 

Hay gente que piensa que el interiorismo es solo una cuestión de gustos y lo que tratamos de decirles es que nuestro proceso de diseño abarca desde que estudiamos el terreno hasta que ponemos la última manta o la última cesta. Y es que yo no puedo hacer la parte de arquitectura sin saber qué vas a hacer tú en el espacio.

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Casa Daponte, en Illa de Arousa, Pontevedra. Imagen cortesía de Paco Galiñanes Estudio.

En unas pocas palabras ¿cómo definirías vuestra arquitectura? En términos de estilo, de referencias, gustos… Uff esa es una pregunta muy difícil… En términos de estilo pues diría que es una arquitectura que trata de reflejar o de continuar la tradición, pero desde un punto de vista contemporáneo. Es decir, tratamos un poco de responder al espíritu de nuestro tiempo. Evidentemente no podemos tener las viviendas que teníamos antes porque las condiciones de vida son muy diferentes, y lo que vamos a exigir hoy de una vivienda es diferente de lo que exigíamos hace un siglo. Pero sí que podemos utilizar unos mismos materiales, o podemos responder a los espacios de la misma manera.

Con una perspectiva tan integral de la arquitectura ¿alguna vez habéis llegado a diseñar vuestros propios muebles, u os gustaría hacerlo en algún momento? Pues sí, de hecho ese banco que tenemos ahí (señala un banco de madera y cuerda a la entrada de la oficina) es diseñado por nosotros, y la cuerda hecha por mi padre. De hecho, a mí me gusta mucho el diseño de producto, lo que pasa es que hasta ahora no lo hemos hecho a mayor escala. Cuando hemos tenido la disculpa de hacerlo en un proyecto, diseñábamos alguna pieza, la fabricábamos y la colocábamos en obra, pero como no tenemos sitio para copiar no podemos diseñar y fabricar piezas comerciales. Entonces digamos que la poca colección que tenemos está salpicada por diferentes proyectos. 

Con un entorno natural tan bonito como el de las Rías Baixas aquí en Galicia, es normal que la naturaleza tome un papel importante en muchos de vuestros proyectos. ¿Cuáles son para vosotros las claves para introducir la naturaleza dentro de la arquitectura? Pues si te fijas en todos los proyectos que hemos creado, aunque algunos se puedan percibir desde fuera como con formas bastante regulares, al final los edificios siempre tienen una forma como de serpiente. Y es que, cuando las formas empiezan a tener entrantes y salientes las fronteras entre el edificio y el entorno que tenemos al lado desaparecen. 

Pero también el paisajismo exterior —trabajamos con paisajistas en algunos de nuestros proyectos—, o la iluminación (cómo la luz natural entra en la casa durante los distintos momentos del año) son esenciales para nosotros.

Los materiales locales son siempre una buena apuesta, en términos de sostenibilidad, identidad… ¿Dirías que estas materias locales tienen un papel protagonista en vuestros proyectos? Y, si es así, ¿habéis encontrado alguna vez dificultades al trabajar con materias autóctonas? En nuestros proyectos el material de aquí es absolutamente protagonista. Para mí nuestra arquitectura (la arquitectura tradicional gallega) es muy pesada —es una arquitectura de la piedra— y a la vez muy ligera —porque también es una arquitectura de la madera—. Tradicionalmente hacíamos los muros de piedra y luego las estructuras interiores de madera, por lo que es al final una arquitectura muy pesada pero a la vez muy ligera. Entonces, nosotros intentamos que ese carácter pesado de arraigar la vivienda al suelo con muros de piedra, esté siempre presente. Nuestra piedra es un material que otorga mucha textura, mucho color, da peso, y es algo que nos gusta.

La madera, por su parte, es algo que habla por sí solo. Es muy atractiva, y no hay nadie a quien no le guste la madera en mayor o menor medida. Y, para nosotros, la madera es una fuente de inspiración también respecto al mundo del mar. O sea, la madera tenía un protagonismo bestial para hacer todos los barcos, y lo que no era madera era acero. 

Por otro lado, también trabajáis en restauraciones de viviendas antiguas. ¿Cuál dirías que es el principal desafío al trabajar en construcciones históricas? La rehabilitación es muy atractiva. Nosotros hacemos rehabilitaciones y quizás sean de los proyectos más agradecidos, porque le estás dando una segunda vida a algo, o quizás incluso una tercera vida, o a saber cuántas vidas ha vivido ya. Una vivienda antigua tiene cosas que tú no eres capaz de conseguir en una obra nueva, cosas que le ha dado el paso del tiempo. Cuando vas a rehabilitar una vivienda con una mampostería y con una cubierta de teja, si ha pasado el tiempo, el material ya ha cogido lo que la gente llama suciedad, pero que realmente es una adaptación al medio. 

Estas construcciones antes solían diseñarse casi durante la obra y siempre con unos patrones propios de la arquitectura tradicional. Unos patrones que se habían conseguido a base de partir de algo e ir perfeccionándolo poco a poco, y eso está muy bien. 

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Vivienda Cerdedo, en Cerdedo-Cotobade, Pontevedra. Imagen cortesía de Paco Galiñanes Estudio.

A veces intervienes construcciones que son muy atractivas, y otras veces no tanto. En ocasiones hay que vaciar absolutamente toda la estructura y darle una concepción nueva —como hicimos en un hotel que entregamos este año, que combinaba tres viejas edificaciones en una sola—, y eso supone desafíos que muchas veces no sabes que te vas a encontrar: lo que tú presumes que puede estar bien igual no lo está y lo que presupones que estará fatal resulta estar mejor de lo que esperabas. Trabajar en rehabilitaciones tiene sorpresas positivas y sorpresas negativas, pero suele tener mucho atractivo.

Al trabajar en proyectos más grandes (como el “Hotel en la Costa”) ¿cuáles son las dificultades que os encontráis, para vosotros como un pequeño estudio independiente? Nosotros al final… es cuestión de tiempo, de tiempo de dedicación. O sea el tamaño a veces puede llegar a importar dependiendo de a qué escalafón saltes. Cuando saltas a un escalafón más alto —aunque en el caso del hotel no fuera así— pues en ocasiones necesitas un poco de colaboración pues porque las instalaciones se te escapan un poco… Pero ahí yo lo veo como algo positivo, tener que recurrir a alguien más, porque vas a entrar en una nueva fase. Llegas a una modalidad nueva, y esa modalidad nueva va a obligarte a incorporar nuevos profesionales que no van a hacer otra cosa que enriquecerte. Toda situación nueva es positiva porque te saca de tu zona de confort. En general hacer cosas nuevas te permite sumar algo más, te permite evolucionar y es de eso de lo que se trata, de que cada vez que hagas algo lo vayas perfeccionando. 

¿Ha habido algún proyecto que os hayáis sentido intimidados a abordar? Quizás por su escala o por las complejidades técnicas o del entorno. ¿Y, si ha sido así, cómo lo habéis sacado adelante? Pues yo creo que la ingenuidad (o la ignorancia) a veces es una cosa buena, porque hace que te enfrentes a las cosas sin miedo y yo tengo la tendencia a ser un poco más atrevido de lo que a veces debería ser. Pero creo que está bien porque es lo que me permite enfrentarme a las cosas y no tener miedo. Digamos que soy de coger el toro por los cuernos, aunque después me lleve por delante. Hoy en día tenemos tantos recursos a los que acudir, que no hay nada que no puedas solucionar, siempre hay alguien que pueda ayudarte. Es una disculpa para conocer algo nuevo, y eso es fantástico.

Y al trabajar en el entorno natural… ¿Encontráis algún desafío específico? Sí, porque hay que tener mucho cuidado. En un entorno urbano, digamos, si vas con buenas intenciones juegas con ventaja, porque difícilmente no serás capaz de igualar lo que tienes al lado o incluso de mejorarlo. Pero cuando trabajas en un entorno natural sabes que vas a perder. Sabes que vas a perder porque es inmejorable, lo que tienes que tratar a toda costa es que lo que vayas a hacer allí sume, de la manera que sea, pero que sume, o sobre todo intentar que reste lo menos posible.

El desafío es que lo que tu implantes en la naturaleza se integre y se relacione, y que forme parte de ese conjunto, no solo a nivel estético, sino también que no interrumpa el curso de la vida y la naturaleza. Cuando intervienes el medio natural hay agua, hay naturaleza, hay biodiversidad entonces tienes que intentar captar todo eso, e intentes también que permanezca. Es difícil, es muy difícil.

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Casa Espedregada, en Poio, Pontevedra. Imágenes cortesía de Paco Galiñanes Estudio.

¿Cuáles son vuestras miras para el futuro? ¿Os gustaría trabajar en proyectos fuera de Galicia? Pues tengo que ser sincero (bueno, como con el resto), digamos que mi objetivo ahora es hacer los proyectos cuanto más cerca mejor. Solo por una circunstancia y es porque me va a permitir atenderlos mejor. Como para mí la obra es muy importante, cuanto más pueda estar en ella, más me va a permitir mejorar la construcción con respecto al proyecto y atender a toda la gente que está allí para intentar solucionar las cosas. Pero, ¿que si descarto hacer cosas en otros sitios? No lo descarto porque si hago cosas en otros sitios evidentemente voy a intentar rodearme de la gente local que tenga una perspectiva parecida a la nuestra para hacerlo partícipe desde la parte de creación, y que ya desde la parte de creación se implique también en el proyecto.


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